La agorafobia

La agorafobia

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La agorafobia es el temor o el miedo que sufre una persona a estar en ciertos lugares abiertos o situaciones y espacios de las que pueda resultar difícil escapar en caso de necesitarlo. Por lo general, esta fobia está fundada en la imposibilidad de poder salir de ciertos lugares ante la aparición de ataques de pánico, taquicardias o circunstancias similares, y como consecuencia de esto quien sufre de agorafobia siente un enorme malestar al encontrarse en estos sitios, sobre todo si se encuentra solo y sin ninguna contención cercana.

Qué es la agorafobia

La agorafobia es un trastorno en el que la persona que lo presenta tiene la necesidad de huir de situaciones que de manera específica le generan ansiedad o miedo y que pueden causarle pánico y hacerles sentir atrapados, avergonzados o indefensos.

Este tipo de trastorno puede desencadenarse en cualquier momento de la vida ya sea de forma momentánea o permanente. Es decir, que en cualquier momento de la vida pueden ocurrir situaciones en las que la persona tenga episodios agorafóbicos y los supera, o bien puede no superarlos y padecerlos de forma crónica.

¿Cuántas personas sufren agorafobia?

Se trata de un trastorno muy común donde 6 de cada 1000 personas la padecen. Entre el 1 y 3% de la población mundial padece de agorafobia, donde la incidencia anual es del 0,3% y la mayoría de ellos suelen ser mujeres con una relación mujer hombre de 2:1.

De manera general, este trastorno tiene sus inicios habitualmente en la adolescencia y sobre los 30 años. Un dato importante a considerar es que la agorafobia posee una alta carga genética. Cuando su desarrollo está asociado con esta carga genética, se suele presentar en edades más tempranas.

Causas de la agorafobia

La agorafobia no se encuentra relacionada con ninguna causa concreta de enfermedad mental o física.

Se ha visto que puede ser considerada como una hipersensibilidad que se genera después de un embarazo o tras sufrir una enfermedad o en situaciones de inmusupresión, traumas y choques emocionales. Además de ello, otras causas pueden ser situaciones de estrés crónico y tensión prolongada.

A pesar de todo esto, una persona puede iniciar un cuadro de agorafobia si llegase a vivir situaciones normales que en momentos específicos parezcan peligrosas. Posteriormente, este tipo de situaciones dejan una sensación constante de miedo, a tal punto de evitar la situación, lugar o hecho que desencadenó dicho miedo o preocupación y con la dificultad de superar aquello que le genera miedo.

De forma general, las causas asociadas a este tipo de trastorno suelen generar en los individuos una reacción o retroalimentación en la que una vez iniciada, la causa desencadenante se vuelve un factor detonante.

Síntomas y diagnóstico de esta fobia

El agorafóbico suele huir de situaciones que puedan llegar a provocarle ansiedad potencialmente, y a muchos les cuesta hasta salir de su propia casa. Lugares como los transportes urbanos, los centros comerciales, restaurantes o simplemente lugares públicos muy concurridos son propicios para provocar este malestar a quien sufre de agorafobia. Como se imaginarán, este temor genera grandes molestias y frenos en la vida cotidiana de quien lo padece, ya que les cuesta muchísimo dejar su casa y son propensos a sufrir de ataques de pánico en cualquier momento en virtud de la ansiedad desmesurada que le provocan dichas situaciones.

Quienes sufren de agorafobia sentirán ciertas emociones a partir de estímulos que provocan ansiedad en su persona. Por lo general, el fóbico recibe estas sensaciones físicas o fisiológicas de manera súbita, y van aumentando en intensidad gradualmente. Entre las sensaciones sintomáticas más comunes de la agorafobia podemos encontrar:

  • Las taquicardias
  • Cambios bruscos de temperatura o sensaciones de ráfagas de aire frio o caliente.
  • Temblores en el cuerpo
  • Falta de aire, se comienza a hiperventilar en el peor de los casos.
  • Mareos
  • Vértigo y falta de estabilidad
  • Dolores opresivos en el pecho
  • Sentimiento de estar cansados o con mucha fatiga
  • Nauseas y dolores de estomago.
  • Calambres, dolores musculares, piernas flojas.
  • Sensación de urgencia para orinar o defecar.
  • Aumento de la frecuencia cardiaca, es decir, el corazón late aun más fuerte, se siente una taquicardia marcada cuando se vive un evento de miedo.
  • Dolor y presión en el pecho que conlleva a una dificultad para respirar y sensación de ahogo.
  • Sudoración fría. En algunos momentos incluso puede presentar escalofríos o temblores.
  • Molestias gastrointestinales como sensación de estomago revuelto, náuseas o diarrea.
  • Hipersensibilidad marcada. La persona suele percibir con mayor sensibilidad las situaciones y alterarse o verse afectada mas fácilmente.
  • Reacciones de pánico marcadas que parecen de forma repentina. Como consecuencia de esto habitualmente aparece la cefalea.
  • Entumecimiento, hormigueo, sensación de inestabilidad y mareos.
  • Otro síntoma posible pero muy raro son los episodios de epilepsia. Este síntoma se daría especialmente en aquellas personas cuyos eventos o momentos de pánico son mayores.

Como consecuencia de toda esta sintomatología, muchas pueden desarrollar:

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  1. Cuadros depresivos importantes en el que se compromete la propia vida de la persona.
  2. Abuso de sustancias con la finalidad de disminuir el malestar y las sensaciones incomodas. Dentro de las sustancias que se suelen consumir está el alcohol, otras drogas y medicamentos ansiolíticos (benzodiazepinas). Todo esto puede generar cuadros de dependencia.

 Reglas primordiales para afrontar la agorafobia

La agorafobia es un trastorno que puede presentarse de forma eventual o permanente, independientemente de cualquiera de sus formas, es un trastorno que disminuye la calidad de vida de quien la padece.

Por ello, es indispensable saber qué hacer cuando ocurren o aparecen los eventos que causan miedo o pánico, producto del trastorno:

  • Inicialmente, es necesario reconocer lo que está ocurriendo, tener en cuenta que las sensaciones sentidas son producto de la respuesta del organismo ante una situación de estrés y que la hace más exagerada de lo que realmente es.
  • Lo que se siente en el momento no suele ser perjudicial. Sin embargo se trata de una respuesta natural del organismo que si no se aprende a controlar, de forma progresiva puede llegar a serlo.
  • Tras reconocer las sensaciones y qué lo ocasiona, es necesario mantener la mente en calma y detener los pensamientos detonantes que ocasionan más pánico y que aumentan las sensaciones desagradables.
  • Tome un tiempo para que el cuerpo y el organismo se acostumbre y deje que el miedo o pánico pase, sin la necesidad de querer luchar o huir de la situacion, solo aceptarlo.
  • Finalmente, después de afrontar la situación o el evento que genera pánico, este miedo comienza a disiparse y el cuerpo entiende que no hay peligro alguno, especialmente cuando la mente deja de tener pensamientos atemorizantes.
  • Tras practicarlo la primera vez (una de las más dificiles) es importante recordar el objetivo del por qué lo ha hecho, viendolo como una oportunidad de progresar y cambiar.
  • Reconozca el gran avance que haya logrado, ya sea que lo considere pequeño o grande, cada avance es importante para superar aquello que nos afecta.
  • Una vez que las sensaciones desagradables se hayan disipado, es necesario que mire alrededor de sí mismo, el entorno y todo el ambiente en general y planee el siguiente paso a seguir.
  • Una vez que este completamente seguro o segura de que puede avanzar, solo entonces de forma pacifica y relajada puede continuar con el siguiente paso. Es importante no apresurarse y tener en cuenta que mientras menos prisas haya, mejores serán los resultados.

¿Y las posibles recaídas?

Es posible que las recaídas puedan ocurrir, además de que es un proceso normal y muchas veces necesario para poder superar un trauma.

Puede ocurrir que las sensaciones disminuyan progresivamente y en un momento suceda que se intensifican, sin embargo, eso dependerá de las situaciones o eventos a los que se pueda enfrentar la persona y lo que mayor pánico le genere.

Lo importante es que una vez que se enfrente a una situación que le genere miedo, especialmente después de una recaída, no desista, inténtelo nuevamente y aprenda a reconocer los avances logrados.

Algunos consejos para las personas con agorafobia que han sufrido recaídas, son:

  • Recuerde que intentarlo nuevamente le generará miedo, sin embargo no desista, provoque el miedo y aprenda formas de afrontarlo.
  • Busque ayuda si siente que hay situaciones que no puede afrontar solo.
  • Memorice e intente mantenerse cerca o frecuentar el lugar o revivir el evento que le generó el miedo. Cuando lo haga, tome un descanso y espere que las sensaciones pasen.
  • Memorice algunas de las reglas anteriormente mencionadas con las cuales puede afrontar la situación de miedo.
  • Una vez haya disminuido el miedo, de ser posible continue con la actividad que ha estado haciendo.
  • Cuando las sensaciones de miedo o pánico no pueda controlarlas, evite forzar y seguir con la actividad, esto generará el efecto contrario al verdaderamente esperado.
  • No apresurarse, no minimizar los esfuerzos ni mucho menos los logros obtenidos por pequeños que puedan parecer.
  • Reconocer que las recaídas son inevitables y que es un proceso normal. Hay que tomar previsión de ello y no rendirse.

Es necesario destacar que como todo trastorno merece de atención, trabajo y dedicación y que la ayuda profesional es necesaria.

Por lo tanto, una de las recomendaciones más importantes es buscar ayuda, tanto familiar, social y más especialmente profesional para poder lograr la meta y lograr tener una vida plena.

Acude a un especialista

El diagnostico de la agorafobia debe hacerse primero eliminando la posibilidad de que existan otros factores o causantes de la ansiedad que sufre el paciente. Si la persona siente la aparición de una enorme ansiedad en lugares complicados o que le resultan embarazosos y que no puede explicarse basándose en otro trastorno psicológico, definitivamente se debe considerar la posibilidad de que se sufra de agorafobia, y se debe comprobar utilizando los test existentes y los criterios de los especialistas.

Recuerda que tu salud es lo primero y más importante,  por eso ¡Cuídate y déjate cuidar!.

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