Muchas veces, no sabemos que nos sucede cuando sufrimos un ataque de pánico y es que todos, en algún momento de nuestras vidas hemos tenido al menos uno o dos episodios de ansiedad. Es algo que puede ser normal, hasta cierto punto ya que, al resolverse la situación estresante, cesa esta sintomatología de alarma. Se asume que en estos casos es puntual, transitorio y no requiere un abordaje especifico y se resuelve con la aplicación de estrategias no farmacológicas.
Sin embargo, existen personas que pueden tener ataques de pánico de forma recurrente y se exponen a entrar en un bucle de preocupación extrema a la repetición de este tipo de crisis ante cualquier situación o incluso cuando están durmiendo.
Si esto te sucede, es aconsejable solicitar un asesoramiento profesional para dilucidar si estas sufriendo un “Trastorno de pánico”, ya que este tipo de patologías necesitan un asesoramiento, descartar que no esté ocasionada por una enfermedad orgánica y el paciente puede beneficiarse de un tratamiento específico.
Ataques de pánico
Los ataques de pánico son por lo general, episodios repentinos de miedo intenso que generan reacciones físicas graves, incluso cuando no existen peligros reales o causas.
Suelen ser episodios en los que se siente un inmenso miedo además de una pérdida de control y un aumento exacerbado de la frecuencia cardiaca que parece como si estuvieras a punto de sufrir de un ataque cardiaco
Por su parte, el trastorno de angustia o trastorno de pánico, consiste en la aparición repentina de una sensación incontrolable, malestar, miedo o terror asociado a una sensación de muerte, que suele aparecer en menos de 10 minutos. Siendo el pico máximo de intensidad, siendo la duración media entre 5 y 20 minutos, en lagunas ocasiones puede durar más, incluso horas.
La frecuencia de los ataques de pánico puede oscilar desde uno por semana o hasta varios en periodos cortos de tiempo seguido de un periodo largo sin episodios ni síntomas.
Los ataques de pánico por lo general suelen aparecer al término de la adolescencia e inicios de la vida adulta, produciéndose por primera vez, por lo general, fuera de casa.
Este trastorno se presenta entre 1 y 3 personas por cada 100 y su curso puede ser episódico o cronificarse en el tiempo.
Ataque de pánico: Síntomas
Un ataque de pánico se presenta de forma súbita, apareciendo en cualquier momento y lugar, incluso si estás durmiendo puedes tener un ataque de pánico.
Los síntomas que se presentan durante un ataque de pánico son:
- Principalmente una sensación de peligro o fatalidad.
- Miedo a perder el control.
- Miedo y sensación de muerte.
- Sudoración.
- Sacudidas.
- Taquicardia.
- Sofoco.
- Náuseas y calambres abdominales.
- Dificulta para respirar.
- Dolor de cabeza y pecho.
- Hormigueo y entumecimiento.
- Inestabilidad, mareo y desmayos.
- Sensación de irrealidad.
Los ataques de pánico y sus síntomas varían de acuerdo a cada individuo, estos síntomas pueden alcanzar su punto máximo en minutos. Posterior al ataque de pánico, suele preceder una sensación de fatiga y de estar exhausto.
Causas de un ataque de pánico
Las principales causas de los ataques de pánico se encuentran asociados a un componente genético. Se estima que entre un 30 y 50% de hermanos gemelos de al menos un padre con este trastorno, pueden padecer ataques de pánico.
El componente biológico asociado, se encuentra implicada una exagerada liberación de catecolaminas. Esta liberación exagerada de catecolaminas provocaría la cascada sintomática como es la aparición de episodios de nerviosismo, temblor, taquicardia y la agitación común en los ataques de pánico.
Sin embargo, la liberación de esta sustancia endógena se debe a una respuesta ante diferentes estímulos, que pueden ser específicos y variados para cada persona.
Se han propuesto en este sentido, diversos criterios diagnósticos en base a los desencadenantes de los ataques de pánico o angustia en base a las circunstancias en las que aparecen.
Crisis de pánico inesperadas o espontáneas
Como su nombre lo indica, este tipo de ataques de pánico suelen producirse sin un desencadenante identificado ni un desencadenante inmediato, y por lo general son las que definen la existencia de un trastorno de angustia o pánico cunado su repetición es de forma recurrente.
Crisis de pánico desencadenada por determinadas situaciones
Suelen ser crisis invariables que surgen de la exposición o anticipación a un estímulo ambiental o desencadenante. Su inicio es progresivo y depende en mayor medida de la aproximación o premonición del estímulo fóbico.
Crisis de pánico predispuestas por situaciones
Aunque estas crisis aparecen durante la exposición a un desencadenante ambiental, no suelen asociarse a dicha situación. Esta crisis es característica de la agorafobia. En estas ocasiones, existe un componente cognitivo distorsionado que anticipa la crisis solo con pensarlo, aunque la persona no esté expuesta a ese estímulo.
Que nos sucede cuando sufrimos un ataque de pánico en el cuerpo
¿Qué le sucede al organismo cuando se sufre de un ataque de pánico? Primeramente, inicia una sensación desagradable seguida de la aceleración de la frecuencia cardiaca o taquicardia, es el componente somático y físico de la ansiedad.
De forma simultánea, ocurre una aceleración de la frecuencia respiratoria, solo que esta respiración es muy superficial.
Cuando inicial el ataque de pánico, se tiene una sensación o una necesidad de querer controlar el estado, sin embargo, la sensación y el estado parece incontrolable y ocurre una pérdida del control. Mientras más autocontrol desea tener sobre la situación, más se pierde.
La dificultad para respirar trae como consecuencia una disminución en la entrada de oxígeno y la expulsión de dióxido de carbono, alterando el equilibrio acido-base del organismo. Esta situación puede incrementar la intensidad sintomática.
Al haber un desequilibrio, una falta de oxigenación se desencadenan otros síntomas asociados al ataque de pánico, como: el dolor de pecho, vértigos, hormigueos, desvanecimientos. La hipoxia acumulada puede generar mareos y posibles desmayos.
Todas estas reacciones fisiológicas del ataque de pánico crean una retroalimentación positiva que solo incrementa y acentúa el mismo ataque de pánico.
Una vez más, la necesidad de querer intentar controlar la respuesta fisiológica de la situación, conduce a una pérdida del control que solo empeora el ataque de pánico.

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¿Cómo diagnosticar el trastorno de ataque de pánico?
El DSM-5 de la Asociación Americana de Psiquiatría ha establecido criterios específicos para el diagnóstico de los ataques de pánico, cuyos criterios son:
- El cumplimiento simultáneo de: una crisis de angustia o ataques de pánico inesperadas o recidivantes y que al menos una de las crisis ha tenido al menos durante un mes, los siguientes síntomas:
- Inquietud persistente.
- Preocupación y temor de sufrir un infarto, o perder el control.
- Cambio en el comportamiento relacionado a la crisis.
- Las crisis no se deben al consumo de sustancias o drogas o enfermedades.
Parte de los criterios diagnósticos incluyen que la alteración no puede ser explicada mejor por la presencia de otro trastorno mental. Es decir, la ansiedad social, las fobias sociales generalizadas y específicas también pueden generar ataques de pánico.
Lo cual indica que la presencia de otros trastornos capaces de generar ataques de pánico, intervienen con el diagnóstico del trastorno de ataque de pánico como tal.
Estrategias para controlar los ataques de pánico
Cuando aparecen los ataques de pánico y estos se vuelven parte de la vida de la persona, es indispensable encontrar formas o mecanismos que permitan controlarlos y disminuir sus efectos. Este tipo de estrategias tienen un denominador común: cuanto más precozmente se pongan en marcha mejor es el resultado ansiolítico.
Parte de las estrategias recomendadas para controlar los ataques de pánico, destacan:
1. Respiración profunda
Al ser la hiperventilación un síntoma principal del ataque de pánico, se recomienda poner en práctica la respiración profunda como mecanismo para reducir los síntomas de pánico durante un ataque.
Las respiraciones profundas conscientes pueden realizarse con los ojos cerrados, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, la cantidad de veces que sean necesarias o hasta que disminuya el malestar.
El controlar la respiración contribuye a un menor riesgo de hiperventilación y pérdida del control por el pánico.
2. Cerrar los ojos
Cuando inicia un ataque de pánico, es recomendable cerrar los ojos durante el transcurso del ataque de pánico, con la finalidad de bloquear cualquier estímulo que pueda incrementar dicho ataque. La depravación sensorial ayuda a disminuir los estímulos que recibe el sistema nervioso, de forma que esta disminución de señales ayuda a tranquilizar la cascada de alarma.
Además, se puede combinar este ejercicio junto con la respiración ya que, al cerrar los ojos, se tiene mayor consciencia de la misma y se pueden conseguir mejores resultados.
3. Encontrar un objeto o lugar de enfoque
Puede ser muy útil durante un ataque de pánico enfocar la atención en un objeto o lugar específico, de manera de concentrar toda la atención en ello.
Este ejercicio de atención focalizada consiste en encontrar algo en lo cual poner toda la atención, su forma, color, textura y detalles o incluso sonidos, este ejercicio contribuye a disminuir la sensación de pánico y ayuda a sentirse mejor.
4. Reconocer el ataque de pánico
Muchas veces se confunden los ataques de pánico con un ataque cardiaco, lo cual genera mayor pánico. Este pensamiento de estar padeciendo un infarto agudo de miocardio induce a nivel cognitivo un estado de retroalimentación dañino en la intensidad de la crisis.
Es por ello que cuando inicie un ataque de pánico, puede reconocerse como lo que es y evitar generar mayor miedo y tensión mental sobre la situación.
5. Usar lavanda
Así es, y no es broma. La lavanda tiene propiedades calmantes y que alivian el estrés, por lo que se recomienda tener aceite de lavanda para aliviar los ataques de pánico. En especial si suelen ocurrir de forma concurrente.
El aceite de lavanda para los ataques de pánico se puede colocar en los antebrazos, en manos e inhalar el olor para conseguir un estado de relajación.
Existen otras alternativas o estrategias como la relajación muscular que contribuye en mejorar y disminuir los ataques de pánico.
Cualquier terapia, actividad o ejercicio que permita conseguir un estado de tranquilidad y mejoría en cuando a los ataques de pánico se considera una herramienta útil como parte del tratamiento de este trastorno.
Finalmente, y no menos importante, sino todo lo contrario, la búsqueda de asesoramiento y ayuda profesional es siempre la mejor alternativa diagnóstica y la búsqueda de soluciones para cualquier tipo de trastornos.
2 comentarios en «¿Qué nos sucede cuando sufrimos un ataque de pánico?»
Hola Me llamo Diego tengo 16 años y tengo muchos de esos síntomas (dolor de pecho, corazón acelerado,sudor en la manos,algunas veces me cuesta respirar) y eso
Mi problema es que pienso que me voy a morir y me pongo muy nervioso muy fácil
Alguien me puede recomendar un ejército o algo para tranquilizarme por favor. Saludos
Excelente explicación