Desde que en 2008 se abrieran las primeras casas de apuestas en España, y en 2011 se aprobara la Ley de Apuestas Deportivas, los casos de abuso y adicción al juego han sufrido un aumento imparable.
Este impacto se ha dejado notar especialmente en el colectivo de los jóvenes, en particular en el caso de las apuestas deportivas.
El juego con apuestas empieza en muchos jóvenes como una diversión de grupo, pero que puede derivar en una búsqueda en solitario en la que se pueden perder grandes cantidades de dinero generando un verdadera ludopatía.
En las propias casas de apuestas reconocen que el perfil medio del apostante ha bajado considerablemente y ahora tiene entre 18 y 30 años, hasta el punto que acuden muchos jóvenes el mismo día en que cumplen los 18 años, si bien en muchos casos tratan de evitar los controles de edad para poder jugar antes de lo permitido.
De hecho, Proyecto Hombre alertó el pasado mes de julio que los casos de jóvenes enganchados a las apuestas deportivas ha crecido un 20% en el último año.
El fútbol es el rey de las apuestas en nuestro país, pero la oferta es de lo más variada: baloncesto, tenis, Fórmula Uno… aparte del clásico de las carreras de caballos. Incluso las carreras de galgos se están destapando como un nuevo foco de interés.
El problema se ha visto agudizado por el uso de las nuevas tecnologías, smartphones y APPs que facilitan el juego en cualquier momento y lugar, con lo que la adicción aumenta de forma desmedida. El uso desmesurado que los jóvenes hacen de los teléfonos móviles, unido a las aplicaciones para apostar, que son como juegos para ellos, se convierte en un caldo de cultivo perfecto para los futuros problemas de adicción.
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Lo peor de estos casos es la acumulación de deudas, que pueden llegar a ser muy voluminosas gracias a la propia facilidad de solicitar dinero a través de los smartphones, y que sumen a los afectados en situaciones de difícil salida, en que pueden llegar a vender propiedades o incluso robar. La tasa de suicidio entre los ludópatas es seis veces superior a la de la población general.
El problema de la ludopatía en los jóvenes es que se trata de etapa en la que apenas se ha desarrollado la capacidad de autocontrol, con lo que la capacidad de hacer frente al problema para salir es más difícil.
Los casos de solicitud de ayuda por juego patológico van en aumento, pero todo empieza por reconocer el problema y entender que la ludopatía es una enfermedad crónica y requiere una atención constante para prevenir recaídas.
Jose Maria Marco. Psicólogo de IVANE. Centro de Desintoxicación y Patología Dual Valencia.
Fermín Ferrero. Coordinador Psicólogo de IVANE. Centro de Desintoxicación y Patología Dual Valencia.