Depresión

La DEPRESIÓN es un trastorno del estado de ánimo que en sus formas más graves genera importante sufrimiento además de una gran incapacidad. Es un estado afectivo y emocional diferente al sentimiento de tristeza que en un momento dado se puede tener ante una noticia negativa o un acontecimiento adverso (pérdida de se un ser querido, del trabajo, una separación…) ya que el conjunto de síntomas que hacen característica a la depresión son variados y tienden a ser más limitantes, siendo recomendable en estos casos una valoración especializada y un abordaje psicoterapéutico eficaz.

La DEPRESIÓN es una de las enfermedades más incapacitantes en todo el mundo. Su diagnóstico precoz y su correcto tratamiento es fundamental para la recuperación funcional y óptima en las distintas facetas de la vida del paciente.

No existe una única causa que genere la aparición de un TRASTORNO DEPRESIVO. Hay factores biológicos, pero también los hay psicológicos y sociales, siendo su origen multifactorial. Estos factores pueden existir de base, lo que llamamos factores predisponentes, aunque muchas veces se desconocen; otros actúan como precipitantes (favoreciendo la aparición de la depresión) y otros actúan como mantenedores (favoreciendo la perpetuación del trastorno depresivo). Se hace preciso de este modo, que cada caso deba ser tratado de forma absolutamente individualizada.

Sabemos que entre los factores predisponentes existe una vulnerabilidad genética para padecer el trastorno, sin embargo, las experiencias adversas durante los primeros años de vida son relevantes y pueden generar una vulnerabilidad a la aparición de la DEPRESION en individuos susceptibles. A lo largo de la vida pueden darse un conjunto de acontecimientos que “activen” de alguna forma dicha predisposición, cómo puede ser el estrés social crónico, el aislamiento, las frustraciones sociales, las pérdidas emocionales o los duelos patológicos.

El TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR o DEPRESIÓN MELANCÓLICA es el trastorno del estado de ánimo grave más frecuente con un porcentaje de prevalencia del 5% en todo el mundo. Aparece con más frecuencia en mujeres, casi el doble que en hombres, siendo el promedio de edad de inicio entre los 30 y los 40 años.
Entre los síntomas más destacados del TRASTORNO DEPRESIVO MAYOR o MELANCOLÍA encontramos:

  • Alteraciones del ánimo. Tristeza patológica, pudiendo aparecer irritabilidad y humor ansioso.
  • Apatía. Pérdida de iniciativa y falta de impulso que tira hacia adelante
  • Pérdida del interés por las cosas (anhedonia). El paciente deja de disfrutar de actividades o entornos en los que anteriormente sí que podía y le generaban placer. Esto alimenta la apatía y falta de búsqueda de actividad.
  • Sentimientos de culpabilidad, inutilidad, miseria y catástrofe en relación a un futuro cercano que incluye al paciente y a su entorno más cercano, presentando pensamientos negativos acerca de su pasado con ideas de fracaso y desesperanza.
  • Alteraciones cognitivas como la falta de atención, memoria, despistes y mala concentración.
  • Enlentecimiento psicomotor. Apagamiento vital y cansancio físico. Falta de energía (anergia).
  • Alteraciones de los biorritmos básicos como es el insomnio (despertar precoz, insomnio superficial o insomnio de conciliación). Desgana. Pérdida del apetito. Pérdida de peso.
En los casos más graves pueden manifestarse síntomas de la esfera psicótica como son los delirios, en los que la persona tiene creencias falsas acerca de lo que ocurre o de la propia identidad. Por ejemplo, pueden pensar que tienen cáncer aunque no sea cierto, pueden creer que están arruinados o van a perderlo todo. También pueden aparecer alucinaciones en casos graves, sobre todo auditivas en las que el contenido de las mismas es desagradable y menoscaba la ya baja autoestima del paciente.
 
La DEPRESIÓN esta asociada a una alta tasa de discapacidad también por las enfermedades físicas comórbidas, cuestión relevante a abordar y tratar no solo desde el punto de vista psiquiátrico sino médico.

TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD DEPRESIVA

El abordaje terapéutico de la DEPRESIÓN debe ajustarse de la forma más individualizada posible teniendo en cuenta la causa primaria de la depresión, así como los factores que han influido en el inicio e la misma.

Es necesario fomentar estrategias psicoterapéuticas que refuercen aquellos factores protectores que favorecerán una recuperación plena y sostenible, así como una estabilidad psicopatológica.

El abordaje integral sobre las dimensiones biológicas, psicológicas y sociales, es la norma y sobre ellas habrá que incidir, siendo necesario un tratamiento combinado de psicoterapia y farmacoterapia en la mayoría de los casos, pues se ha visto que este conjunto es la forma más eficiente de tratar una depresión. Todo ello requiere un análisis profundo así como de una intervención que implicará la constante revisión de los objetivos a alcanzar y de los hitos logrados para alcanzar de forma progresiva el bienestar perdido.

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