Existe la creencia popular de que nuestro estado de ánimo puede verse influenciado por las condiciones climatológicas y por la cantidad de luz. Se ha visto que algunas enfermedades mentales parecen empeorar en determinadas épocas del año, y son sobre todo las relacionadas con el estado de ánimo y durante los meses de invierno las que han presentado mayor objeto de estudio.
Con una frecuencia bastante alta se pueden producir leves síntomas, como una disminución del estado de ánimo, aumento del cansancio, dificultad para conciliar el sueño y baja concentración, sin embargo, en casos muy marcados y con gran repercusión en la vida del individuo puede que se esté produciendo un trastorno afectivo estacional.
El trastorno afectivo estacional (TAE), también llamado depresión estacional, depresión invernal o tristeza en tiempo de invierno, es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de síntomas de depresión durante una cierta época del año, generalmente en invierno. Regularmente, los síntomas se manifiestan al final del otoño o principios del invierno y desaparecen durante el verano.
La prevalencia de la enfermedad es mayor en lugares con noches invernales de mayor duración. Se cree que el TAE es causado por la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural, lo que provoca niveles bajos de serotonina y melatonina, encargados de regular los ciclos de sueño y vigilia y el estado de ánimo. Esto puede generar, en ocasiones, un factor añadido a otros factores de vulnerabilidad intrínsecos a la persona (antecedentes familiares, episodios depresivos previos, antecedentes de consumo de sustancias, factores genéticos…) que puede favorecer la aparición o la recaída de un bajo estado de ánimo que podría llegar a provocar la aparición un trastorno depresivo.
No encontramos únicamente datos que apoyen la presencia de dicho trastorno, pues existe por otro lado la idea de que no es más que una creencia popular fuertemente arraigada.
Un estudio publicado en Clinical Psychological Science en 2016, concluía que la idea de una depresión estacional podía estar fuertemente arraigada a la psicología popular, pero que no existían datos científicos objetivos que apoyan tal afirmación.
Se llegó a esta conclusión a raíz de los datos recogidos en 2006 mediante la encuesta BRFSS de EEUU, un cuestionario de salud telefónico anual, donde los investigadores de la Universidad de Auburn (Alabama), detectaron que aquellos que realizaron la encuesta en los meses de invierno, o cuando se exponían a menor luz solar, no informaban de tener más síntomas depresivos que aquellos que lo respondían durante el resto del año.
Sin embargo, existen estudios como el publicado en Current biology en 2015, que afirman que el TAE es tan real que existe incluso una región cerebral que contribuye a sus efectos a causa de la menor luz solar en invierno, al menos en ratones.
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Ante las dudas que han surgido en los últimos años acerca de la existencia real del TAE, sería preciso reproducir más estudios, que con rigor y claridad, pudieran aportar algo más de luz a este tema.
Dr. Fernando Andrés España. Psiquiatra de IVANE SALUD
Josep María Marco. Psicólogo de IVANE SALUD
Unidad de Salud Mental y Psiquiatría Hospitalaria en Hospital Vithas Valencia al Mar.
Clínica de Desintoxicación y Patología Dual en Hospital Vithas Aguas Vivas.