Las adicciones y dependencias a sustancias de tipo psicoactivas vienen de larga data, aunque ha tomado mucho más tiempo del esperado lograr que este tipo de trastornos fueran considerados por la comunidad científica y se les diera el lugar que se merecen. Lamentablemente, aún habiendo conseguido un lugar dentro de las patologías psicológicas existentes, la sociedad actual conserva algunos prejuicios y visiones sobre el adicto que no son del todo correctas y que pueden resultar muy perjudiciales para quienes los padecen.
Aún hoy en día, a cierto sector de la sociedad le cuesta percibir al consumidor de drogas como lo que realmente es: una persona con una patología psicológica que necesita ayuda para poder salir del agujero en el que se encuentra. Estas personas terminan siendo estigmatizadas y clasificadas por los demás dentro de las categorías más nefastas, rozando casi la criminalización de estos individuos.
Consecuencias del estigma social en la vida del drogadicto
¿Existen repercusiones del estigma social que se pone sobre el drogadicto en la sociedad? La respuesta es absolutamente afirmativa. Día a día podemos ver cómo estas personas son excluidas y sufren de las negativas consecuencias de haber sufrido un trastorno de dependencia a una sustancia psicoactiva.
• Criminalización de los usuarios de drogas. Uno de los principales problemas que surgen a nivel social en relación a las personas drogadictas tiene que ver con la criminalización que se hace de su condición. Como consecuencia de la falta de información, se realizan campañas de desprestigio a quienes padecen de este trastorno poniéndolos en el lugar de culpables cuando en realidad están padeciendo una relación de dependencia que termina siendo más perjudicial para ellos que para cualquier otra persona.
• La autoestima del usuario. Por lo general, tanto los drogadictos como los individuos recuperados, logran una conciencia de estigma que termina por afectar de una manera muy importante su autoestima. Saber que se encuentran en la lupa de la sociedad y que sus conductas llegan a ser vistas hasta de manera criminal en algunos casos puede afectar muy negativamente a la confianza de la persona y a las ganas de recuperarse para mejorar sus condiciones de vida.
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La integración laboral para el cambio
Otra de las consecuencias negativas del estigma social que se pone sobre los consumidores de drogas recae directamente en la imposibilidad de conseguir un empleo digno aún luego de su recuperación. Es por eso que los expertos en el tema creen que una de las mejores maneras de revertir esta situación y de lograr la inclusión social tan deseada para este sector de la población que se ha visto marginada es la de aplicar estrategias y métodos para conseguir que quienes han padecido de una adicción puedan reinsertarse en el mercado laboral.
Si bien para muchos puede resultar algo complicado, haber sufrido de una adicción a una sustancia no significa transformarse en una persona incapacitada y el trabajo es algo fundamental para poder llevar una vida digna. Tener un empleo es importante para cualquier ciudadano, sobre todo para quienes constantemente llevan la cruz del estigma social y son observados por sus conductas previas.