La última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) (DSM-5) (DSM-V) realizado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) vio la luz en Mayo del año 2013. En este sentido, esta moderna revisión de la denominada “biblia del psiquiatra” no ha dejado a ningún profesional de la Salud Mental indiferente, ya que introdujo importantes cambios respecto a la versión publicada en el año 2000 (DSM-IV-R).
El DSM-5 incluye cambios en la organización de las enfermedades psiquiátricas, eliminando la evaluación multiaxial para evitar artefactos clínicos y basando su exposición conforme la aparición de la enfermedad en el ciclo vital del individuo. Por ello, los trastornos del desarrollo aparecen en primer lugar y los trastornos neurocognitivos al final, teniendo en cuenta las variables principales del individuo: edad, sexo y características del desarrollo del paciente.
Las modificaciones más relevantes en la DSM-5, en relación a la filiación y categorización de las enfermedades mentales pretende representar un nuevo tiempo evolutivo de la psiquiatría actual, a grandes rasgos contempla lo siguiente:
– El Síndrome de Asperger y el Autismo quedan unificados bajo el mismo epígrafe: Trastornos del Espectro Autista. Que además incluye: Trastorno Generalizado del Desarrollo y Trastorno Desintegrativo Infantil.
– Modificación del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDHA) que recoge la edad de aparición debe ser antes de los 12 años (DSM-IV-R lo situaba antes de los 7 años) y plantea la posibilidad diagnóstica de la persistencia de síntomas de TDHA en la etapa adulta.
– Incorporación de enfermedades mentales en las que existe evidencia clínica de su existencia: Trastorno por Atracón (comer en exceso más de 12 veces en 3 meses), Trastorno de Excoriación (compulsión de rascado), Trastorno de Acaparamiento (dificultad de desprenderse de objetos), Trastorno Disfórico Premenstrual; Trastorno Neurocognitivo leve.
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– El duelo no excluye el diagnóstico de depresión, como ocurría en el DSM-IV.
– La Transexualidad deja de considerarse un trastorno mental.
– Inclusión del Trastorno de Estado de Ánimo Disruptivo y No Regulado (niños con persistente irritabilidad y episodios de descontrol de conducta (rabietas) que aparece más de 3 veces/semana a lo largo de un año) con el objetivo de reducir la tasa de falsos positivos de trastorno bipolar en la infancia, ya que el DSM-IV-R incluye la irritabilidad persistente grave como un signo de manía en la edad temprana.
– Inclusión del denominado trastorno por consumo de sustancias con el objetivo de unificar las patologías mentales de abuso de sustancias y dependencia de sustancias.
– Creación de la categoría diagnóstica de las Adicciones Conductuales, que incluye al Juego Patológico (ludopatía) que en el DSM-IV-R aparecía situado en la categoría de Trastornos de Control de Impulsos No clasificado.