La culpa como factor limitante en el proceso de recuperación en la depresión
La mayoría de nosotros hemos sido invadidos por la culpa en algún momento de nuestra vida y hemos experimentado el dolor que acompaña a ésta emoción. Pero la culpa, al igual que el resto de emociones, desempeña un papel adaptativo. Su función es la de reconocer los fallos cometidos y propiciar conductas de reparación. De esta forma, la culpa nos ayuda a no transgredir las normas y códigos sociales. Además, permite el aprendizaje que nos previene de cometer errores que podrían tener graves consecuencias.
Pero ante ésta reacción emocional e incontrolable, se pueden dar dos tipos de respuesta: La primera opción pasaría por reconocer la responsabilidad de la acción que ha desencadenado la emoción. En este caso la culpa sirve para tomar conciencia de nuestros valores personales, a reconocer el fallo cometido y poner en marcha alguna estrategia para poder reparar la situación, lo que permite la madurez y el aprendizaje.
La segunda opción constituye el sentimiento de bloqueo y vergüenza al que nos vemos sometidos, sentimos la necesidad de experimentar el castigo y la rumiación porque pensamos que es la única forma de pagar por nuestros errores.
En algunos casos, incluso supone una respuesta a aquello que sólo existe en nuestra mente, una creencia o un auto-juicio que realizamos sobre nuestros pensamientos y acciones, a los que otorgamos una importancia exagerada o asumimos la culpa de algo que no dependía de nosotros. Este sentimiento tiene mucho que ver con la Depresión.
La relación entre el sentimiento de culpa y la depresión ha sido foco de atención en el ámbito de la salud mental. Por una parte, se entiende que el sentimiento de culpa podría ser un factor precipitante en el trastorno depresivo. Dado que un excesivo sentimiento de culpa excesivo puede afectar tanto a nuestra manera de actuar como a nuestra percepción de la realidad puede llevarnos a la situación de bloqueo o inactividad que se describe en los cuadros depresivos por el miedo a lo que pueda ocurrir o porque estamos convencidos de que las cosas no van a salir bien. En este caso, y ante la previsión de fallar, evitamos por cualquier medio sentirnos más culpables de lo que ya nos sentimos por medio de la no acción.
El sentimiento de culpa supone un obstáculo en la recuperación del trastorno depresivo
Por otra parte, el sentimiento de culpa supone uno de los principales obstáculos en la recuperación del trastorno depresivo. Desde esta visión negativa que la culpa instaura, aparece la creencia de que la persona que padece la patología es culpable de su situación y no merece la ayuda que se le presta para poder salir de ella o que si está enferma es porque está pagando por sus errores pasados.
En resumen, si estamos pasando por un episodio depresivo nuestra capacidad de análisis y reflexión se ve alterada por la enfermedad y los sentimientos de culpabilidad que aparecen, afectando a nuestro equilibrio emocional. Por ello, sería aconsejable la ayuda de un profesional de la salud mental que ayude a aportar los medios necesarios para romper el ciclo de pensamientos/sentimientos/acciones en los que nos vemos atrapados a través de la culpa.
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Marta Escobedo. Psicóloga de IVANE SALUD.
Dra. Amparo Espinosa. Psiquiatra de IVANE SALUD.
Unidad de Salud Mental y Psiquiatría Hospitalaria en Hospital Vithas Valencia al Mar.
Clínica de Desintoxicación y Patología Dual en Hospital Vithas Aguas Vivas.