La vulnerabilidad es la cualidad de ser vulnerable, es decir, ser susceptible de ser lastimado o herido ya sea física o moralmente.
El concepto puede aplicarse a una persona o a un grupo social según su capacidad para prevenir, resistir y sobreponerse de un impacto o acontecimiento.
Una persona vulnerable se relaciona con la situación social, política, económica y cultural de las personas. Una persona vulnerable es aquella que tiene un ambiente personal o familiar debilitado.
La vulnerabilidad social es la situación en la cual las personas, hogares y grupos no obtienen puestos de trabajo de calidad y/o estables; las redes sociales son débiles; el acceso a los servicios públicos es irregular. Es el nivel de riesgo de un ciudadano de perder sus bienes, propiedades o su sistema de sustento y el de su familia.
¿Cómo identificar un ambiente social vulnerable?
Podemos entender genéricamente la vulnerabilidad como la susceptibilidad de padecer distintos efectos depresores sobre el bienestar individual o colectivo bajo determinadas situaciones (físicas, emocionales, laborales, financieras, etc.) y en ciertos contextos (desigualdad, desprotección, exclusión, etc.).
El deterioro que recoge la vulnerabilidad social está relacionado con la disminución o pérdida de recursos económicos, la dificultad para acceder a una vivienda, a los servicios de salud, a un empleo o a la participación social.
Una persona o familia se considera vulnerable cuando se encuentra en un ambiente personal o familiar debilitado y tiene un riesgo alto de perder sus bienes, propiedades o su sistema de sustento o de su familia.
Los niños, las mujeres y los ancianos están considerados como los colectivos más vulnerables. Otro colectivo considerado vulnerable son los migrantes, dado que no se encuentran en su país de origen y esto puede provocarles dificultades con el idioma, la incorporación al ámbito laboral, la carencia de una red de apoyo, etc.
Este fenómeno se mide analizando y basándose en los denominados indicadores de vulnerabilidad. Cada variable establece los criterios por los que se mide el índice de vulnerabilidad de las personas o familias que están siendo evaluadas. Existen, por ejemplo:
- El índice de vulnerabilidad de paro, por el cual se mide la situación laboral.
- El índice de vulnerabilidad de estudios, evalúa el nivel educativo.
- El índice de vulnerabilidad de vivienda, analiza el tipo de hogar en el que viven.
- El indicador de pobreza, a través del cual se mide los ingresos per cápita y la situación económica
- El indicador de salud, el cual pone el foco en los accesos a los servicios de salud.
- Los indicadores de identificación, que reflejan los rasgos personales tales como la edad, el género, la nacionalidad, etc.
¿A qué se debe un entorno vulnerable?
La principal causa de la vulnerabilidad social es la desigualdad de oportunidades.
El desempleo, lleva a la pobreza y ésta a la falta de oportunidades a nivel de educación, vivienda, salud, alimentación y relaciones sociales, lo que desemboca en la marginalidad que a su vez trae conflictos sociales.
Efectos en los adolescentes de crecer en un entorno vulnerable
Si hay una etapa de la vida donde el entorno es determinante, esta es sin duda la adolescencia.
Durante la infancia se crea el vínculo con las personas de referencia, asentándose las bases de la personalidad y adquiriendo las herramientas para desenvolverse posteriormente.
Al llegar la adolescencia, se produce la necesaria separación del lecho familiar. En este momento, la opinión y aceptación dentro del grupo de iguales cobra importancia. De estas relaciones, dependerá en gran medida, la autopercepción del adolescente y la forma de relacionarse.
Para los adolescentes y jóvenes, la escuela y la universidad son las instituciones donde el conocimiento impartido se valora por encima de otros ámbitos (como la familia, las redes o Internet).
La educación equipara a todos los estudiantes, dándoles una formación para enfrentarse posteriormente al mercado laboral.
La gravedad de la existencia de personas, grupos y comunidades que sufren de alguna condición de vulnerabilidad, es que esta condición supone a mediano y largo plazo conflictos, violencia y otros problemas sociales que acabarán por afectar la estabilidad del estado en el que se presentan.
Al analizar las condiciones de vulnerabilidad que enfrenta una proporción significativa de la población de adolescentes, la pobreza afecta más a este grupo que cualquier otro en la sociedad.
La adolescencia es una etapa donde los jóvenes son más vulnerables y pueden ser víctimas de diferentes factores de riesgo, entre los que destacan: alcoholismo y drogadicción; desórdenes alimenticios; depresión y suicidio..
Crecer en un ambiente donde no se dan las condiciones para el desarrollo social de un adolescente, los pone frente a riesgos que pueden afectar su salud física y mental tanto en el presente como a futuro.
No es raro que la violencia domestica aparezca como consecuencia de vivir en un entorno vulnerable. Un ambiente violento es aquel en que entre los progenitores o hacia el niño o adolescente hay gritos, insultos, menosprecio, y hasta violencia física.

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Padres que se gritan entre ellos, o que gritan a sus hijos continuamente, un hogar en el que hay insultos, discusiones continuas, en el que no hay cariño, o hay dejadez en el cuidado de los hijos o de la pareja…, es un ambiente negativo y nocivo para un adecuado desarrollo del niño o adolescente.
Vivir en un ambiente así influye en todas las áreas de desarrollo de los hijos, (emocional, social, cognitivo…)
No es necesario que el entorno sea únicamente de violencia física, al igual que esta, tanto la violencia psicológica u otros tipos de violencia pueden generar algunos riesgos como:
- Baja autoestima: Se pueden crear o fortalecer sentimiento de inferioridad, de poco valor, aumentando inseguridades, miedos o con poca confianza.
- Sentimientos de soledad y abandono: Pueden sentirse poco queridos y los puede llevar al aislamiento del contacto con otras personas.
- Exclusión del diálogo y la reflexión: Se encontrará la violencia como la única forma para resolver conflictos, dificultando formas pacíficas de resolución de conflictos.
- Generación de más violencia: Se puede reproducir la violencia como forma de actuar de manera cotidiana en distintos entornos de desarrollo fuera del hogar.
- Ansiedad y/o depresión: La agresión y la presencia de una persona autoritaria puede desencadenar algunos signos de ansiedad debido al tener que cumplir con los mandatos o para que no haya agresión.
Principales problemas de salud en adolescentes que crecen en un entorno vulnerable
Las probabilidades de que un adolescente o un adulto joven vivan hasta etapas posteriores dependen en gran medida del lugar del mundo donde residen.
Un entorno social vulnerable disminuye potencialmente que un adolescente se desarrolle sanamente hasta su edad adulta y forme parte de una sociedad estable y productiva.
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Consumo de alcohol y sustancias
En muchos países, el consumo de bebidas alcohólicas en la adolescencia suscita gran preocupación. En todo el mundo, más de una cuarta parte de las personas de entre 15 y 19 años, unos 155 millones de adolescentes, consumen alcohol.
Se ha calculado que el 13,6% de los adolescentes de entre 15 y 19 años, en mayor medida, hombres, consumían ocasionalmente grandes cantidades de alcohol.
Entre las sustancias psicoactivas, la que más consumen los jóvenes es el cáñamo (cannabis): alrededor de un 4,7% de los adolescentes de 15 y 16 años lo hicieron al menos una vez.
El consumo de alcohol y drogas en la infancia y la adolescencia causa alteraciones neurocognitivas que, en etapas posteriores de la vida, pueden generar problemas conductuales, emocionales, sociales y académicos.
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Consumo de tabaco
La inmensa mayoría de las personas que consumen tabaco hoy empezaron a hacerlo en la adolescencia.
Se ha calculado que al menos uno de cada 10 adolescentes de entre 13 y 15 años consume tabaco, si bien en algunos lugares esta proporción era mucho mayor.
Los cigarrillos electrónicos son especialmente peligrosos para los niños y los adolescentes. La nicotina es una sustancia muy adictiva y es importante tener en cuenta que el cerebro sigue desarrollándose hasta mediada la veintena.
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Salud mental en un entorno vulnerable
La depresión y la ansiedad son algunas de las principales causas de enfermedad y discapacidad en los adolescentes, y un número considerable de defunciones entre los adolescentes de 15 a 19 años son por suicidio.
Aunque la mitad de los trastornos mentales en la edad adulta ya han empezado a los 14 años, en su mayoría ni se detectan, ni se tratan.
Entre los muchos factores que inciden en el bienestar y la salud mental de los adolescentes, la violencia, la pobreza, la estigmatización, la exclusión y la vida en entornos frágiles o de crisis humanitaria pueden aumentar el riesgo de que surjan problemas de salud mental.
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Embarazos y partos precoces
En las regiones en subdesarrollo, cerca de 12 millones de adolescentes y jóvenes de entre 15 y 19 años, y al menos 777 000 niñas menores de 15 años, dan a luz cada año.
Las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto son una de las principales causas de mortalidad entre las jóvenes de 15 a 19 años en todo el mundo.
En 2021, la tasa mundial de natalidad entre las adolescentes fue de 42 partos por cada 1000 adolescentes y, en función de los países, oscila entre uno y más de 200 nacimientos por cada 1000 adolescentes.