Como consecuencia de la pandemia, es posible que empeoren los trastornos de salud mental, que incluyen ansiedad y depresión a medio, largo plazo.
Pandemia del COVID-19
La pandemia de COVID-19, conocida también como pandemia de coronavirus, es una pandemia actualmente en curso derivada de la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2.
Inicialmente fue llamada “neumonía de Wuhan”, puesto que los primeros casos fueron identificados en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, al reportarse casos de un grupo de personas enfermas con un tipo de neumonía desconocida.
La mayoría de los afectados tenía vinculación con trabajadores del Mercado mayorista de mariscos de Huanan.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la declaró una emergencia de salud pública de importancia internacional el 30 de enero de 2020. Y la reconoció como una pandemia el 11 de marzo de 2020, cuando informó que había 4291 muertos y 118 000 casos en 114 países.
Al 21 de enero de 2023 se han contabilizado más de 673 millones de casos de la enfermedad en 260 países y territorios, y 6.74 millones de fallecidos.
Por otra parte, para enero de 2023 se han alcanzado los 5294 millones de personas vacunadas con al menos una dosis. Un 66% de la población mundial.
La OMS estima que al menos el 10% de la población mundial ya se había contagiado de esta enfermedad (unos 780 millones de personas infectadas aproximadamente), debido al gran sub-registro de casos a nivel mundial.
La Pandemia y el cambio de nuestro estilo de vida
No hay dudas de que la pandemia del COVID-19 cambió y ha cambiado mucho la manera en que vivimos nuestras vidas. Esto supuso, en ocasiones, incertidumbre, rutinas diarias alteradas, presiones económicas, y aislamiento social.
Quizás te preocupes por enfermarte, por cuánto tiempo durará la pandemia, por si tu trabajo se verá afectado, y qué nos deparará el futuro.
El exceso de información, los rumores y la información errónea pueden hacer que te sientas sin control y que no tengas claro qué hacer.
Durante la pandemia de la COVID-19, quizás hayas sentido estrés, ansiedad, miedo, tristeza, y soledad. Es posible que empeoren los trastornos de salud mental, que incluyen la ansiedad y la depresión a medio o largo plazo. O incluso que aparezca esta sintomatología tiempo después de esa “normalización” que supone retomar la vida en los tiempos actuales.
Las encuestas muestran un aumento considerable en el número de adultos en los Estados Unidos que reportan síntomas de estrés, ansiedad, depresión e insomnio durante la pandemia, comparado con las encuestas previas a la pandemia.
Algunas personas han aumentado el consumo de alcohol o drogas ilícitas, ya que piensan que pueden ayudarlos a afrontar sus miedos sobre la pandemia. En realidad, consumir estas sustancias puede empeorar la ansiedad y la depresión.
Las personas con trastornos de consumo de sustancias, especialmente aquellas adictas al tabaco o a los opioides, probablemente tendrán peores resultados si contraen la COVID-19.
Esto se debe a que estas adicciones pueden dañar la función pulmonar, debilitar el sistema inmunitario y provocar afecciones crónicas, como enfermedades cardíacas y pulmonares. Lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones graves de la COVID-19.
¿Cómo ha afectado la pandemia en la salud mental de las personas?
El miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales en momentos en los que nos enfrentamos a la incertidumbre, o a lo desconocido o a situaciones de cambios o crisis.
Así que es normal y comprensible que la gente experimente estos sentimientos en el contexto de la pandemia COVID-19.
Al temor de contraer el virus en una pandemia como la de COVID-19, se suma el impacto de los importantes cambios en nuestra vida cotidiana provocados por los esfuerzos para contener y frenar la propagación del virus.
Ante las nuevas y desafiantes realidades de distanciamiento físico, el trabajo desde el hogar, el desempleo temporal, la educación de los niños en el hogar y la falta de contacto físico con los seres queridos y amigos, es importante que cuidemos tanto nuestra salud física como mental.
Informe de la OMS sobre las consecuencias que ha tenido la COVID-19 en la salud mental
La OPS/OMS, junto con sus colaboradores, está brindando orientación y asistencia a la Región de las Américas durante la pandemia COVID-19, para ayudar a apoyar el bienestar mental y general de todas las personas, especialmente de aquellos que podrían necesitar apoyo adicional durante estos difíciles momentos.
La Organización Mundial de la Salud ha publicado un informe científico. En él muestra los hallazgos hasta ahora conocidos sobre las consecuencias que ha tenido la COVID-19 en la salud mental. Así como en la disponibilidad y acceso a servicios de salud mental durante la pandemia.
El informe, con fecha 2 de marzo del 2022, ha sido realizado a través de una recopilación exhaustiva de la información recogida en revisiones sistemáticas y metaanálisis publicados hasta ahora por la literatura científica.
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Un equipo de investigadores liderados por la profesora Marit Sijbrandij de la Universidad de Vrije de Ámsterdam han sido lo encargados de desarrollar este informe
En el informe destaca, entre otros, que durante el primer año de la pandemia ha habido un aumento significativo de problemas de depresión y ansiedad.
Así como que los servicios de salud mental han sido los más interrumpidos y afectados de todos los servicios de salud esenciales en la mayoría de los estados miembros de la OMS analizados.
Factores que contribuyen en los problemas de salud mental por la pandemia
Entre los principales factores que influyen en el aumento de problemas de salud mental destacan la soledad, el miedo al contagio o a la muerte, el duelo por haber perdido un ser querido, y las preocupaciones económicas.
En el caso concreto de los sanitarios, el agotamiento físico y mental ha sido también un especial factor de riesgo para pensamientos de suicidio.
Salud Mental de los jóvenes tras la Pandemia
La pandemia ha afectado especialmente a la salud mental de los jóvenes, los cuales tuvieron un mayor riesgo de suicidio y autolesiones.
En la última década, numerosos expertos han advertido de que la salud mental de los más jóvenes estaba empeorando de forma incesante y alarmante. La llegada de la covid-19 no hizo más que acentuar esta tendencia.
Grupos con mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental tras la pandemia
También las mujeres y las personas con problemas de salud física tales como el asma, el cáncer, o los trastornos cardiacos, han tenido mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental.
Las personas que, previo a la pandemia, ya experimentaban problemas de salud mental no han tenido mayor riesgo de contagio. Pero, si se contagiaron, han tenido mayor gravedad de la enfermedad, mayor número de hospitalizaciones, y mayor mortalidad, en comparación con las personas sin problemas de salud mental.
Dentro de este grupo, las personas con problemas de salud mental severos y los jóvenes han sido los grupos más afectados por esta morbimortalidad.
La salud física y mental de las personas mayores también se está viendo afectada negativamente. Con un aumento de los problemas del sueño, sedentarismo y trastornos por ansiedad y depresión.
Repercusiones de la pandemia
Están por ver las repercusiones cognitivas del aislamiento social y afectivo. Pero se sabe que la disminución de la interacción social posee un impacto negativo en la salud mental y física de las personas mayores.
Además, son quienes están soportando los peores efectos de la pandemia. En los mayores de 80 años, las tasas de mortalidad han sido cinco veces superiores.
El modelo residencial para nuestros mayores y el hecho de que la mayor parte de las plazas sean de titularidad privada (o concertada) con ánimo de lucro, conllevan severos factores de riesgo de morbimortalidad.
Agravados además por el hecho de que en bastantes casos no se han prestado las atenciones médicas adecuadas. Más del 95% de las muertes por COVID-19 en Europa se han producido en los mayores de 60 años.
Tras la pandemia, aparecerá una alta incidencia de alteraciones emocionales, que son ya visibles en las alteraciones de algunos grupos sociales como:
- Grupos de población con altas tasas de infección y mortalidad
- Familias con ingresos más bajo
- Personas en situación de precariedad
Con este enfoque se corre el riesgo de fomentar una «epidemia de salud mental». Diagnosticándose como depresión o «crisis de ansiedad» manifestaciones emocionales y sociales relacionadas con situaciones socioeconómicas graves, que remitirían si estas se resolviesen.
De esa supuesta “epidemia de trastornos mentales” el único resultado sería el aumento del consumo de psicofármacos que, además, detraen recursos para las actividades comunitarias de cuidados. Y eso en un país, como el nuestro, que ya es de los mayores consumidores de psicofármacos del mundo.
Para garantizar el bienestar emocional de la población durante una crisis no hay que tomar medidas de salud mental, y menos aún, medidas psiquiátrico-farmacológicas. Sino que las prioritarias son las medidas sociales y psicosociales.
Necesidad de más investigación sobre tratamientos
Aunque existen intervenciones psicológicas que han sido eficaces para prevenir y combatir los problemas de salud mental relacionados con la pandemia, es necesario llevar a cabo más investigación sobre el tema, ya que los datos disponibles son aún limitados.
Por el contrario, no existe de momento ninguna revisión publicada sobre intervenciones psicológicas que hayan sido especialmente diseñadas y/o adaptadas durante el contexto de la pandemia COVID-19 y su eficacia.
A modo de conclusión, el director general de la OMS el Dr. Adhanom Ghebreyesus ha afirmado que este informe “es una llamada de atención a todos los países para que pongan más atención a la salud mental y hagan mayores esfuerzos para garantizar el acceso a la salud mental en la población”.