que es la distimia

¿Cómo se puede curar la distimia?

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Para entender la distima debemos saber que a lo largo de nuestra vida el ser humano se tiene que enfrentar a diferentes situaciones estresantes de forma episódica o continua, que inevitablemente afectarán a nuestra estado emocional y afectivo.

Existen muchos factores, tanto positivos como negativos, que darán lugar a diferentes respuestas emocionales, individualizadas, y que conformarán nuestras experiencias, condicionando respuestas futuras antes situaciones similares.

Las enfermedades mentales se conciben bajo el esquema: vulnerabilidad, estrés y afrontamiento. Los trastornos depresivos entre los que se encuentran los trastornos depresivos tipo distimia siguen este modelo simplificado que explica a grandes rasgos el inicio y la persistencia de esta enfermedad mental.

¿Qué es la distimia?

Cuando hablamos de distimia hacemos referencia a un cuadro clínico clasificado según DSM-5 (Manual diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la APA) dentro de los Trastornos Afectivos, y denominado: Trastorno Depresivo Persistente.

Se considera un estado depresivo crónico y persistente, que puede durar años, pero de una intensidad más leve que un cuadro depresivo mayor. Si a lo largo de la evolución de la enfermedad llega a cumplir criterios para episodio depresivo mayor se le denominaría “Depresión doble”. La denominada “depresión doble” define a aquellas personas que sobre una base de distimia concurren episodios depresivos mayores y de características endogeniformes.

La prevalencia de la distimia es del 3 al 6% de la población general, siendo más frecuente en mujeres que en varones, según algunos estudios con proporción de 2:1. Considerándose por algunos ensayos clínicos, infraestimada, pues muchos pacientes consideran que su estado afectivo actual es lo habitual y no una enfermedad mental subsidiaria de apoyo psicológico y/o tratamiento farmacológico.

El cuadro clínico suele iniciarse en las primeras etapas de la vida, en la adolescencia y con una duración variable de dos años a décadas y si hablamos de población infantil duración mínima de un año.

Estas personas suelen presentar otras alteraciones comórbidas como rasgos disfuncionales de personalidad de características neuróticas, y síntomas de ansiedad y/o estrés continúo.

Entre las preocupaciones más recurrentes entre profesionales y los pacientes, es el hecho de que puede pasar como un estado desapercibido por familiares y allegados de la persona afectada, pues en la mayoría de los casos la disfunción a nivel laboral o social no es tan limitante como un cuadro depresivo mayor.

¿Cómo diferenciar el Episodio depresivo mayor de la Distimia?

Tanto la distimia como el episodio depresivo comparten sintomatología y tratamiento, a continuación, relataremos las principales características diferenciales entre una y otra patología:

El inicio de los síntomas suele ser progresivo e insidioso en la distimia, mientras que suele presentarse de manera mucho más abrupta en la depresión.

La duración es mucho más prolongada en la distimia, desde 2 años hasta décadas, mientras que en cuadros depresivos hablamos de meses a años.

En los cuadros depresivos persistentes o distimia, la persona suele ser capaz de mantener interés por actividades que le resultan placenteras, no así en la depresión mayor.

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Como ya hemos comentado con anterioridad en la distimia, los pacientes aunque les cuesta un sobresfuerzo mantienen adecuados niveles de funcionalidad tanto en ámbito laboral como social.

Etiopatogenia y factores que influyen en su aparición

Al igual que el resto de Trastornos afectivos, no se conoce la causa exacta de la aparición de dicha enfermedad. Sí que han sido identificados diferentes factores: genéticos, biológicos, ambientales, psicológicos y sociales que contribuyen en la aparición de dicho trastorno.

La distimia es más frecuente en personas que tienen familiares con diagnóstico de algún trastorno afectivo, por lo que se conoce que existe una carga genética hereditaria como uno de los factores etiopatogénicos.

El estrés crónico puede ocasionar un desequilibrio químico en el cerebro, que permite desencadenar estados depresivos. Así pues, el estrés aumenta los niveles de cortisol en nuestro organismo, una hormona que disminuirá en el cerebro los niveles de serotonina, ocasionando así parte de los síntomas clínicos depresivos.

Otros factores asociados son: mala alimentación, cambios hormonales, aislamiento prolongado, enfermedades, vida sedentaria, falta de luz solar, y algunos rasgos de la personalidad como personas obsesivas y de baja autoestima.

Síntomas clínicos de la distimia

En el DSM-5 se exigen 2 o más años con un mínimo de dos síntomas de los seis relatados a continuación:

  • Falta de energía
  • Aumento o pérdida de apetito
  • Aumento o disminución de sueño
  • Dificultades para concentrarse o en la cognición
  • Baja autoestima
  • Desesperanza
  • También pueden aparecer otros síntomas acompañantes como: desesperanza o sensación de vacío, sentimientos de culpa y preocupación excesiva por el pasado, dolencias físicas, aumento de irritabilidad y hostilidad.

¿Cómo se puede curar la distimia?

El primer paso para poder ponerle tratamiento es realizar un diagnóstico correcto. Cuando identifiquemos varios de los síntomas descritos más arriba, o pensemos que podemos cumplir criterios diagnósticos, deberíamos pedir cita con un profesional de la salud mental quien realizará el diagnóstico.

La batería de pruebas que el profesional sanitario abarcan desde análisis sanguíneos que nos permiten descartar déficits de hierro, vitaminas u otras alteraciones que den lugar a síntomas compatibles, test de screening neuropsicológicos y una amplia entrevista clínica que le permitirá realizar el diagnóstico diferencial.

Para curar la distimia, es necesario tomar conciencia sobre la propia realidad y hacer frente a las situaciones, buscando medidas de autocuidado que permitan rebajar el nivel de estrés como: meditación, relajación, yoga, realizar ejercicio físico de forma reglada un mínimo de 2 o3 días a la semana. Todas ellas mejoran el estado de ánimo puesto que consiguen un aumento de los niveles de serotonina en el organismo.

Debemos ponernos en manos de profesionales de la salud, siendo la terapia cognitivo-conductual la que ha demostrado mayor efectividad y eficacia en los estudios clínicos. La intervención psicológica será esencial para ayudar a gestionar los problemas asociados con las emociones y los sentimientos que cursan durante la distimia. Además de aportar herramientas útiles gestionar conflictos tanto internos como relacionales.

En ocasiones, la psicoterapia no es suficiente para tratar la distimia y debemos introducir tratamiento psicofarmacológico durante un período de tiempo variable para una recuperación psicopatológica y mejora en los síntomas. Los fármacos de primera línea y de elección son los antidepresivos, siendo lo de uso habitual los siguientes:

  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): citalopram escitalopram fluoxetina fluvoxamina paroxetina sertralina
  • Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (irsn) duloxetina venlafaxina desvenlafaxina
  • Antidepresivos atípicos. Bupropion trazodona mirtazapina
  • Antidepresivos tricíclicos. Amitriptilina clomipramina desipramina doxepina imipramina nortriptilina protriptilina trimipramina
  • Inhibidores de la monoaminoxidasa (imao). Isocarboxazida fenelzina selegilina tranilcipromina

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