Poner límites supone establecer líneas claras con los demás e inclusive con nosotros mismos. Líneas en las que deberíamos mantenernos firmes y no cruzarlas. Sin embargo, esto se nos hace mucho más complejo de lo que parece y conviene tener en cuenta otros aspectos.
No hay que confundir poner límites con defender nuestra opinión o creencias sobre la de los demás bajo cualquier concepto, ya que no se trata de una imposición.
De manera más específica, poner límites sería hacer saber a las otras personas nuestra opinión, qué necesitas o queremos.
Lograr establecer límites, como mencionaba anteriormente, no es tan sencillo como nos gustaría, pero aquí podrás encontrar algunas ideas de cómo proceder.
Límites en las relaciones personales
Así como un individuo cuenta con muchos aspectos en su vida, de igual forma se pueden establecer límites en cada uno de ellos. A continuación, hablaremos sobre algunos límites personales:
Límites físicos
Se refieren al espacio personal y al contacto físico. Los límites físicos saludables y en los que nos sentimos cómodos incluyen la conciencia de lo que es apropiado y lo que no en diversos entornos y tipos de relaciones (abrazos, apretones de manos o besos).
Los límites físicos pueden ser violados si alguien te toca cuando no quieres que lo haga o cuando invade tu espacio personal (por ejemplo, hurgando en tus pertenencias o habitación).
Límites intelectuales
Se refieren a los pensamientos e ideas. Los límites intelectuales sanos incluyen el respeto por las ideas de los demás y saber qué tipo de conversaciones o comentarios son adecuados (¿debemos hablar del clima o de política?).
Los límites intelectuales se sobrepasan cuando alguien desestima o menosprecia los pensamientos o ideas de otra persona, que se pueden debatir pero desde el respeto.
Límites emocionales
Se refieren a los sentimientos de una persona. Los límites emocionales saludables incluyen limitaciones sobre cuándo compartir y cuándo no, y qué tipo de información personal.
Por ejemplo, compartir gradualmente la información personal durante el desarrollo de una relación, en vez de revelar todo desde el principio. Los límites emocionales se violan cuando alguien critica, menosprecia o invalida los sentimientos de otra persona.
Límites sexuales
Se refieren a los aspectos emocionales, intelectuales y físicos de la sexualidad. Los límites sexuales saludables implican la comprensión y el respeto mutuo de las limitaciones y los deseos de la pareja sexual.
Los límites sexuales se vulneran con los actos no consentidos, como el contacto sexual no deseado, la presión para realizar actos sexuales, las miradas lascivas o los comentarios sexuales.
Limites materiales
Se refieren al dinero y las pertenencias. Los límites materiales sanos implican el establecimiento de límites sobre lo que se va a compartir y con quién.
Por ejemplo, puede ser apropiado prestar un coche a un miembro de la familia, pero probablemente no a alguien que haya conocido esta mañana.
Los límites materiales se infringen cuando alguien roba o daña las pertenencias de otra persona o cuando la presiona para que le regale o preste sus pertenencias.
Límites de tiempo
Se refieren a cómo una persona utiliza su tiempo. Para tener unos límites de tiempo saludables, una persona debe reservar y poder disponer de suficiente tiempo para cada faceta de su vida, como el trabajo, las relaciones personales y el tiempo libre, el descanso y la salud.
Límites en las relaciones profesionales
Tecnología
Se recomienda evitar suministrar el número de teléfono personal, ni conectarse con el trabajo en horarios personales, ya sean días libres, vacaciones, o cualquier tiempo fuera del trabajo. Así como, por el contrario, dedicar el tiempo de trabajo al trabajo y no a asuntos personales como redes sociales u otras que te dispersen.
Tiempo de trabajo
Uno de los principales límites en el tiempo de trabajo se basa en establecer horarios fijos donde puedas priorizar tu carga laboral, y sólo dar atención inmediata a los asuntos urgentes, para no perder de vista la carga de trabajo prioritaria.
Límites físicos
Se refiere a ¿cuáles son las necesidades que tienes para estar cómodo físicamente en el trabajo?
Algunos límites pueden ser tomarse un receso para respirar aire fresco y estirar el cuerpo, tomarse la hora de almuerzo correctamente, tomarse los días de enfermedad o moverse de espacio de trabajo si se necesita especial concentración para una tarea.
Salud mental y emocional
Es fundamental definir cuál es la importancia que tiene el trabajo en tu estructura de vida, desconectar del trabajo en las horas de descanso, no depositar toda tu valoración personal en el trabajo y priorizar la salud mental cuando es necesario.
¿Cómo poner límites?
Si has notado que te cuesta poner límites personales, laborales o en cualquiera de tus relaciones sociales, es probable que termines por descuidar tus propias necesidades.
En este sentido, es necesario establecer límites claros para poder garantizar un bienestar mental y emocional lo cual es posible con ayuda de herramientas de inteligencia emocional y de comunicación asertiva.
Para comenzar a establecerlos es muy importante poder identificar cuáles son tus propios límites y de esa forma, poder exponerlos a los demás de forma tranquila y clara.
Identifica tus límites
Para identificar tus límites y tenerlos claros, es primordial que puedas darte tiempo a solas para tomar consciencia de cuáles son tus límites en la vida.
Un indicador siempre serán tus propias emociones, quienes te podrán indicar cuando algo no te hace sentir de la mejor forma o ni siquiera te haga sentir bien. Incluso es un indicativo de cuando un límite está siendo sobrepasado.
Respeta los límites de los demás
Así como tus límites son importantes y merecen ser respetados, es importante que aprendas y respetes los de los demás.
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Si respetas los límites de los demás, entonces será mucho más sencillo que los demás también puedan respetar tus límites, o de lo contrario, potenciarás esta actitud con el ejemplo que des. Además, en determinadas situaciones puede ser beneficioso llegar a un acuerdo de un punto intermedio, donde poder colaborar o ayudarse entre dos personas con límites diferentes.
Establece límites contigo mismo/a
Identificar tus propios límites, aceptarlos, aceptar lo que sientes y valorarte a ti mismo te permitirá respetar tus deseos, además, de ayudarte a cumplir tus palabras.
Si sabemos lo que queremos, será más sencillo que podamos respetar nuestros propios acuerdos ya que conocemos lo importantes que son para nosotros.
Acéptate y ámate
Cuando buscas aceptación de los demás, es muy probable que no respetes tus límites, y que realices acciones que no deseas hacer.
Todos somos diferentes, tenemos comportamientos, actitudes, personalidades diferentes por lo que es difícil recibir siempre el mismo trato y cariño.
En este sentido, es fundamental que aprendas a aceptarte y valorarte por tu forma de ser, ya que de esta forma serás una fuente de satisfacción inagotable y siempre podrás recibir tu propio afecto sin tener que buscarlo en otro.
Una vez que comiences a aceptarte a ti mismo te darás cuenta de que es más sencillo establecer límites, aunque esto no siempre ocurre en ese orden.
Puede incluso que comiences a establecer límite y te des cuenta que esto proviene de tu propia validación y no de la aprobación o validación externa como tanto nos quiere “enseñar” la sociedad.
Poner límites es progresivo
Tal como cualquier hábito, establecer límites es una habilidad que requiere tiempo para poder aprender a cómo hacerlo de la mejor forma. Especialmente cuando se debe reprogramar a la mente y cambiar ciertas creencias que no nos permitían hacerlo de manera inicial.
Pero ¡ojo! Es un proceso lento y que requiere de dedicación, constancia y paciencia.
Ser claro y directo
Comienza a expresar tu opinión y tus sentimientos de forma directa, pero sin dar justificaciones. En caso de que quieras externalizar tus motivos, añade una pequeña explicación y procura siempre que sea breve y sencilla, de lo contrario te restará credibilidad.
Mantente firme ante juicios de valor
En el caso de que una persona no acepte los límites que estableciste y te reproche ser “malo” al no acceder a su petición, es necesario que continúes marcando tu límite de forma clara. Explica que eso no tiene ninguna relación con el afecto que tienes o algún juicio de valor.
Ofrece una solución alterna
También puedes ofrecer alguna solución alternativa cuando colocas un límite a una petición, pero deseas resolver el problema. Esta técnica es útil sobre todo en las cuestiones laborales, en las que es necesario solucionar los conflictos que se presenten.
Sentimiento de culpabilidad por poner límites
Muchas veces nos cuesta poner límites a los demás debido a un sentimiento de culpabilidad que nos embarga en esas situaciones. Además de eso, el miedo al rechazo también juega un papel importante ante estas situaciones.
Una de las situaciones que se presentan y que generan sentimientos de culpabilidad ocurre cuando se da prioridad a los sentimientos y deseos de los demás por encima de nosotros mismos.
Y es entonces cuando nos cuesta decir, «No puedo», «no quiero» porque podemos llegar a sentir que somos malas personas y nos sentimos mal con nosotros mismos.
Estos pensamientos suelen tener una connotación emocional más intensa de lo habitual, precisamente por este sesgo. Sin embargo, no se trata de ser egoístas y ponernos por encima de los demás, pero tampoco ponernos por debajo.
Otra situación que se presenta de manera frecuente, es la toma de responsabilidades que no nos corresponden.
Si sentimos algo como nuestra responsabilidad cuando no lo es, difícilmente podremos decir no y poner límites. Esto suele nacer de la idea de que ayudar a los demás es lo mismo que hacerse cargo de sus obligaciones o resolver sus problemas. Se puede ayudar a alguien sin esperar nada a cambio, pero hay actos o decisiones que corresponden a la propia persona.
Aprender a decir que no
Poner límites trae una gran cantidad de beneficios, especialmente para la salud mental. Sin embargo, es cierto que no siempre sabemos por dónde comenzar ni mucho menos cómo hacerlo.
Primeramente, se debe aprender a valorarse a sí mismo. No sentirse más que nadie, pero tampoco sentirse menos.
Ser asertivo/a. Suena fácil, pero adquirir esa capacidad requiere de entrenamiento constante. Se trata de tener la oportunidad para intentar ser asertivo, sin permitir sentir presión por la opinión externa.
Un consejo para ser un poco más asertivo es, en el momento de expresar tu opinión, fundamenta las decisiones con argumento que sean sólidos y en los que tengas confianza total.
Tómate tu tiempo. Aprender a poner límites no es algo que podamos aprender a hacer en un día. Requiere de paciencia e ir poco a poco para finalmente poder aprender de la manera más acorde a nosotros.
Nunca permitas que otros tomen la decisión por ti. Nadie tiene por qué darte una orden o validarte para lo que quieres hacer en tu vida. Por ello, es necesario que nunca permitas que nadie quiera decidir por ti, incluso aunque muchas veces parezca ser lo más conveniente.
Que alguien más decida por ti te resta responsabilidades contigo mismo/a y en algún punto de la vida podrías arrepentirte de no haber tomado esas decisiones.