¿Qué es la Amaxofobia?
Muchas personas sienten ansiedad cuando se ponen al volante y, en algunas ocasiones, los síntomas crecen hasta convertirse en un trastorno llamado amaxofobia. Por tanto, la amaxofobia es la fobia o miedo a conducir un vehículo.
El término amaxofobia deriva del griego amaxa (carro) y fobia (temor) siendo descrito como una fobia específica en el DSM-IV, el Manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
En este sentido, compartiría ciertos síntomas con otras fobias específicas como la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), la acrofobia (miedo a las alturas) o la talasofobia (miedo al mar).
De esta forma, la amaxofobia es un tipo de trastorno de ansiedad reconocido clínicamente debido también a los riesgos que conlleva para las personas que lo padecen, al sentirse muy inseguras conduciendo.
Existen diversos grados de amaxofobia, desde el conductor que siente una cierta tensión antes de coger el coche que se soluciona una vez está en marcha, hasta el conductor incapaz de mover el coche y que requerirá un tratamiento para superar su miedo.
Casi el 30% de los 18 millones de conductores censados en España sufre amaxofobia en algún grado.
¿Cómo puede una persona desarrollar una fobia a conducir?
Los factores principales que nos puedes llevar a tener miedo a conducir son los siguientes:
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Vivir con mucha ansiedad y estrés
En este caso se puede adquirir la fobia de dos formas distintas:
- Cuando conducimos en estados altos de ansiedad, nuestro cerebro aumenta las sensaciones y vemos la velocidad como algo muy vertiginoso. Esto nos produce sensación de no tener el control conduciendo y nos lleva a que cada vez nos sintamos más inseguros conduciendo. Entonces nuestro cerebro empieza a ver la conducción como algo peligroso y finalmente sentimos miedo a conducir.
- Si la persona sufre mucha ansiedad puede suceder que padezca un ataque de pánico conduciendo. Estas sensaciones de ansiedad altas hacen que la persona se asuste y aumentan todavía más las sensaciones corporales. Se produce entonces un episodio fuerte de ataque de pánico, sintiendo total descontrol y miedo. Esto se puede convertir en un hecho traumático, la persona tendrá miedo a conducir y miedo a que se vuelva a repetir el ataque de pánico.
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Haber sufrido algún hecho traumático conduciendo
Haber sufrido un accidente se puede convertir en un hecho traumático que puede provocar que nos sea imposible volver a conducir en situaciones parecidas a la del accidente. Normalmente se asocia con la situación. Si es una autopista, carretera, etc.
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Tener poca práctica con el coche
Conducir un vehículo requiere de mucha atención. Esto puede producir que la poca experiencia que tengamos haga que conduzcamos de una manera tensa, sobre todo en espacios en los que hemos de ir a velocidades más altas como en las autopista o autovías.
No obstante, la amaxofobia no debe ser confundida con el temor habitual del conductor novato que aún no está acostumbrado a conducir sin la presencia del profesor y necesita más rodaje para ir cogiendo experiencia.
Por otra parte, independientemente de la causa de la fobia a conducir, hay una serie de variables que influyen en la intensidad de la reacción emocional de la persona. Las más importantes son: lugar de conducción (carretera o ciudad), características de la carretera (curvas, anchura de la calzada, estado de la vía.), velocidad, condiciones atmosféricas, densidad del tráfico, distancia a recorrer, momento del día, conducir solo o acompañado, tipo de vehículo, etc.
¿Cómo saber si sufro de Amaxofobia?
La amaxofobia o miedo a conducir comparte buena parte de los síntomas con otras fobias, síntomas que influyen negativamente en la capacidad del individuo para conducir debido a que altera tanto el estado mental como las habilidades físicas.
Estos síntomas son:
- Ansiedad anticipatoria.
Es el principal síntoma de buena parte de las fobias y la amaxofobia no es una excepción. La ansiedad anticipatoria actúa como detonante del resto de síntomas del miedo a conducir. Tememos que llegue el momento de sentarnos al volante porque tenemos miedo a que ocurra algo grave y/o no seamos capaces de conducir.
- Pensamientos rumiantes.
De esta ansiedad anticipatoria derivan pensamientos rumiantes que generan un círculo vicioso. Cuanto más pensamos en el momento de ponernos frente al volante, peor nos sentimos.
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- Pensamientos catastrofistas.
Así mismo, la ansiedad que deriva en pensamientos rumiantes también puede venir acompañada de pensamientos catastrofistas poniéndonos siempre en el peor de los casos: que tengamos un problema grave a la hora de conducir.
- Síntomas físicos
Síntomas como temblores, sudor, rigidez física, etc. en el momento inmediatamente anterior a sentarnos en el coche.
- Conducta de evitación.
Un síntoma de la amaxofobia es evitar a toda costa el coche. Incluso a riesgo de que suponga un obstáculo para nuestro ritmo de vida cotidiano, a nivel laboral o personal.
¿Cómo se puede superar la Amaxofobia?
Con frecuencia, los síntomas empeoran si las condiciones de conducción se complican. Demasiado tráfico, un accidente en la autopista, carriles cortados por obras, lluvia intensa o temporal, prisa por llegar a destino, día especialmente estresante, etc.
El miedo a la conducción puede trabajarse para que, si no desaparece del todo, al menos se aminoren los síntomas y la experiencia no resulte tan estresante.
Si la amaxofobia no es muy grave, y nos vemos con capacidad para circular, podemos optar por una estrategia progresiva: por ejemplo, primero coger el coche por una zona cercana y conocida en un momento del día con poco tráfico. Y a partir de ahí, poco a poco, comenzar a ir cubriendo etapas.
No obstante, el primer consejo para la persona con miedo a conducir es que, en primera instancia, evite coger el coche si se siente muy inseguro porque puede ser peligroso, tanto para ella, como para sus acompañantes u otros conductores y pasajeros. No se debe conducir con una gran agitación nerviosa porque los reflejos se verán afectados.
En este sentido, antes de ponernos al volante debemos buscar ayuda. Esta ayuda puede llegar por tres vías diferentes:
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Ayuda de un familiar o amigo.
En casos menos graves, es aconsejable salir a circular con el apoyo de una persona de confianza que nos guíe y nos ayude en situaciones delicadas o que pueda sustituirnos en caso de algún contratiempo.
Por supuesto, no debe dejarse influir por aquellas personas que no comprendan o no quieran comprender nuestro problema o lo minusvaloren. Algo habitual con cualquier tipo de fobia.
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Recibir clases.
Las autoescuelas y otras organizaciones de educación vial ofrecen clases especiales para conductores. Puede ser una solución muy efectiva en el caso de personas que lleven tiempo sin conducir o quieran probar por lugares específicos, como el centro de las grandes ciudades.
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Acudir a terapia.
Si la situación es grave y somos incapaces de ponernos al volante, la terapia puede ser la mejor solución.
Existen diversas terapias cognitivo-conductuales que han mostrado su éxito en casos de conductores con amaxofobia y otros trastornos asociados que buscan una mejora de la atención plena y del sentimiento de competencia personal.
Así mismo, hay otras técnicas que se están usando con buen resultado como es el EMDR y la realidad virtual y también se han planteado programas específicos como el CEVEMIC (Cómo enseñar a vencer el miedo a conducir) que ha sido eficaz en el 85% de los casos estudiados.