La dependencia a las drogas es un problema que afecta a la población mundial con independencia del sexo, la edad, los factores sociodemográficos o la cultura. Y, entre las múltiples opciones, la cocaína sigue siendo una de las sustancias más consumidas y que más demanda tiene en el tratamiento de adicciones.
Según Clara Díez, psicóloga de IVANE, la clínica de desintoxicación situada en el Hospital Vithas Aguas Vivas, “uno de los factores que mantiene el consumo de esta sustancia son los trastornos de la personalidad, entendidos como patrones de conducta disfuncional mantenidos en el tiempo y por los que la persona rige su forma de relacionarse y manejarse con el entorno y el mundo”.
En algunos estudios, “se plantea –según la especialista- si la interacción entre ambos factores se produce en varias direcciones, es decir, un consumo mantenido de estimulantes del Sistema Nervioso Central (SNC) favorecería la aparición de una tendencia a la impulsividad y podría producir alteraciones en los mecanismos de regulación emocional relacionados con los trastornos de personalidad. O si, por el contrario, la presencia de una constelación de dimensiones desadaptativas de personalidad, podría llevar a la búsqueda de un consumo de ciertas drogas o sustancias y cuya repetición despertara una enfermedad adictiva”.
A juicio de la psicóloga de IVANE, la experiencia clínica en el entorno especifico de ingreso de personas con adición y patología dual, es que tres de cada cuatro pacientes que realizan el programa de tratamiento “presentan rasgos de personalidad disfuncional y al menos uno de esos casos cumplirían criterios diagnósticos de padecer un trastorno de personalidad según la descripción psicopatológica y funcional que aparece en las clasificaciones internacionales de enfermedades mentales CIE-10 y DSM-5”.
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De este modo, “es conocido por la comunidad científica que existe una mayor prevalencia de trastornos de personalidad en consumidores de drogas, siendo el trastorno antisocial y el trastorno evitativo los de mayor incidencia en personas con alcoholismo o adicción a tóxicos o ciertos fármacos”, analiza Díez, que añade: “seguidamente se encontrarían el trastorno dependiente y el límite, justamente éste último grupo, la búsqueda de sensaciones, la inestabilidad emocional y la impulsividad favorecería relaciones interpersonales intempestuosas y, a su vez, favorecería el abuso de sustancias”.
Tratamiento dual
A la hora de realizar una intervención, el tratamiento de la adicción debe llevarse a cabo conjuntamente con el tratamiento del trastorno de personalidad. Para ello, según la psicóloga de IVANE, “con el fin de conseguir buenos resultados, el abordaje terapéutico ha de ser realizado por un equipo multidisciplinar, de manera que el paciente percibe un tratamiento global e integrado de su trastorno adictivo y su problema psicopatológico en conjunto”. El objetivo fundamental, finaliza Díez, “se centra en conseguir una mejor alianza terapéutica que aúne las dificultades globales del paciente con directrices de tratamiento comunes enfocadas a cubrir todas las necesidades del paciente con patología dual”.